Las licencias de sincronización: lee esto antes de firmar con una librería musical[Artículo escrito por Jennifer Newman Sharpe, abogada especializada en la industria del espectáculo, COO y Co-Fundadora de Sparkplug, el sitio de economía compartida en el que los músicos alquilan sus instrumentos, equipos y locales a otros músicos.]

¿Qué es una librería musical? ¿Y qué tiene que ver con las licencias de sincronización?

Si eres un artista independiente, es muy posible que te hayan propuesto firmar un contrato de licencias con una librería musical. Las librerías musicales son compañías que representan un amplio catálogo de música con el objetivo de obtener licencias de sincronización.

Una licencia de sincronización es necesaria siempre que se usa música en una producción audiovisual como una película, un programa de televisión, un anuncio, un videojuego, etc. Las licencias de sincronización pueden ser una gran manera de ganar dinero con su música para los artistas. Las librerías musicales prefieren trabajar con artistas DIY porque normalmente son los propietarios de sus grabaciones y composiciones (puedes leer más sobre las diferencias entre las grabaciones/masters y las composiciones/editoriales aquí y aquí). Tanto si trabajas con una librería como si vas por libre, ser el propietario y administrar el 100% de tus grabaciones y composiciones hace mucho más fácil conseguir una licencia de sincronización.

¿Cómo estructuran sus contratos las librerías musicales?

Los contratos que ofrecen las librerías musicales pueden ser muy diferentes, empezando por la exclusividad. Aunque pueden ser exclusivos, a menudo son no-exclusivos. “Exclusivo” significa que la librería musical es la única compañía autorizada para representar tu contenido para licencias de sincronización y tú no puedes llegar a un acuerdo similar con otra compañía de licencias musicales.

Aunque restrictivo, un contrato exclusivo permite a librería musical representarte para conseguir honorarios de licencias de sincronización más altos, ya que tu contenido no puede licenciarse a través de ningún otro sitio. Teniendo en cuenta lo grandes que son los catálogos de las librerías y que no hay pagos en concepto de adelanto, la mayoría de artistas son reacios a firmar un contrato de exclusividad.

Los contratos “no exclusivos” te dan la libertad de trabajar con quien quieras, pero las compañías que ofrecen estos contratos normalmente son más grandes que una librería exclusiva y tu contenido puede tener más dificultades para salir a la luz.

CD Baby ofrece servicios de licencia de música, pero con unas condiciones muy diferentes (más favorables a los artistas) que lo que se comenta a continuación.

Antes de firmar con ningún tipo de librería musical, aquí tienes 6 puntos importantes a considerar:

  1. Tienes que saber qué estás firmando y qué pedir

Esto es una regla de oro para cualquier contrato, entender realmente lo que vas a firmar antes de hacerlo. Deberías tener a un abogado experto en legislación musical para que revisara el contrato y te lo explicara.

Normalmente, las condiciones que ofrece una librería musical no son muy negociables, pero un abogado experto será capaz de identificar puntos del contrato que deberían ser retrabajados en tu favor, particularmente en cuanto a qué tipos de usos deberían requerir tu aprobación, reparto de regalías, derechos de auditoría y contabilidad, y provisiones de finalización del contrato (se comentan más adelante). Y, más importante, un abogado puede explicarte las condiciones y decirte si te conviene aceptar el contrato.

Tiene sentido que algunas compañías no estén demasiado abiertas a negociar los contratos. Firman miles de estos contratos. Es impracticable entrar en una negociación con cada proveedor de contenido y hacer el seguimiento de tantas condiciones diferentes. Algunos de estos contratos se redactan teniendo esto en cuenta, y las condiciones son bastante correctas y razonables para el proveedor de contenido.

Sin embargo, muchos de estos contratos tienen condiciones que son “innegociables” y realmente no son correctas desde el punto de vista del proveedor de contenido, particularmente en lo que afecta a pagos. Asegúrate de que tu abogado te explica qué dinero se te tiene que pagar, si la compañía se queda regalías de interpretación (se habla de ello más adelante), y si los porcentajes de reparto son razonables.

  1. Entender lo que es el “retitulado” y cómo afecta a tus regalías.

Las librerías musicales normalmente se dividen en dos modelos de negocio:

* Se quedan un porcentaje del adelanto de los honorarios por la licencia de uso

* Se quedan un porcentaje del adelanto de los honorarios por la licencia de uso MÁS un porcentaje de las regalías de ejecución pública

Las regalías de ejecución pública son las regalías recolectadas por tu entidad de gestión de derechos (ASCAP, BMI, o SESAC en los Estados Unidos) por cada interpretación pública de tus canciones en radio, tv, servicios de streaming, y en salas como restaurantes, bares, salas de conciertos, etc.

Cuando una canción aparece en un programa de TV, estas regalías van sumando y pueden ser bastante lucrativas (por ejemplo, un episodio de una serie de TV que ha licenciado tu música puede emitirse repetidamente, en diferentes mercados). Con un contrato exclusivo de administración o publicación, ese administrador gestiona la parte editorial de las regalías de ejecución pública (también está la “parte del compositor” de esas regalías de ejecución pública o difusión). Análogamente, a una librería musical le interesa recaudar una parte de esas regalías en los emplazamientos que consigue para tu música.

Cuando firmas un contrato no exclusivo, puedes tener a muchas partes intentando recaudar las regalías de ejecución, cada una solo para sus emplazamientos específicos. La manera de conseguir esto es registrando la canción en la entidad de gestión de derechos bajo un nuevo título.

Por ejemplo, digamos que yo publico una canción llamada “I Love You” (buen título, ¿eh?), y la registro en mi entidad de gestión de derechos. También he registrado esta canción en la compañía de licencias XYZ, una librería musical. XYZ quiere recaudar las regalías de ejecución pública solo en un emplazamiento que consiguieron bajo un acuerdo no exclusivo. Para hacer esto, podrían registrar la misma canción con la entidad de gestión de derechos como “I Love You XYZ” y denominarse a sí mismos editores.

Ahora que ya sabes lo que sucede con la “re-titulación”, hablemos de lo que significa en realidad para tu trabajo de compositor. Por supuesto, esto van a ser generalizaciones que dependerán de las condiciones concretas de tu contrato. Normalmente significa que la compañía de licencias recauda las regalías para esos emplazamientos de tu música a perpetuidad (siempre). Si estas regalías son suyas para siempre, esto podría afectar al valor de tu catálogo editorial en el futuro, si firmas un contrato típico de edición o co-edición.

También causa confusión a los supervisores musicales, estudios y a las entidades de gestión de derechos que muchas partes reclamen la propiedad sobre el mismo trabajo, lo que puede llevar a menudo a que los proveedores de contenido no reciban las regalías que les corresponden.

  1. Licencias globales vs honorarios por sincronización

Una de las grandes desventajas de trabajar con librerías que retitulan es que muchas veces no se mueven para conseguir y negociar honorarios de sincronización.

Tradicionalmente, un licenciatario (la persona que quiere usar música en su película, por ejemplo) debería pagar un adelanto tanto al propietario de la grabación original (normalmente el sello o el artista DIY) como al editor (compañía editorial, administrador o compositor DIY) para obtener autorización para usar la música sincronizada con su producción audiovisual. El propietario del máster y el editor no están obligados a conceder esta licencia, así que los honorarios son negociables. Los honorarios de sincronización pueden variar de un par de cientos de dólares a cientos de miles de dólares, o incluso más, dependiendo del uso y la notoriedad de la grabación y el artista.

Además de los honorarios de sincronización, las licencias de sincronización también generan regalías de ejecución pública. Si una librería musical practica el “retitulado”, a la librería le interesará licenciar toda la música que pueda para recaudar esas regalías de ejecución pública a partir del contenido retitulado. Además, negociar honorarios para cada licencia “por uso” consume tiempo y recursos, y, para música menos conocida, los honorarios no justifican el esfuerzo. Como alternativa a la licencia por uso, muchas librerías firman acuerdos de licencias globales con estudios y compañías de producción.

Este tipo de acuerdos globales normalmente incluyen una tarifa plana (puede ser anual, mensual, por proyecto u otra variante), o a veces ninguna tarifa, a cambio del derecho a licenciar un ilimitado (o una cantidad generosa, por lo menos) de canciones del catálogo de una librería.

Muchas veces, las librerías no pagan a los artistas dueños de las canciones ningún porcentaje de estos honorarios por licencias globales, incluso si sus canciones son utilizadas (pienso que esto es un engaño)!

En este caso, las librerías pueden quedarse el 100% del adelanto de los honorarios y conseguir que se utilicen muchas de sus canciones, generando regalías de ejecución importantes. El artista DIY que ha firmado un contrato con una librería así puede no ver nada de los honorarios, pero recibirá las regalías de ejecución por cada uso. Sin embargo, está compartiendo esas regalías con la librería y muchas veces son mucho menos de los esperado: los emplazamientos de canciones que generan pequeñas cantidades en regalías son simplemente un extra para las compañías, ya que consiguen colocar miles y miles de canciones, lo que en conjunto genera el grueso de sus ingresos.

  1. Valora tu música, y licénciala en consecuencia

Tiene sentido licenciar ciertos tipos de música, como la típica “música de producción” (p.ej. “musica de archivo”, “música de librería”), bajo este tipo de acuerdos. Recientemente, las librerías musicales se han esforzado en firmar con artistas DIY con la esperanza surtirse de canciones reales ya que este tipo de contenido se considera de “más valor” desde la perspectiva de la sincronización que la habitual “música de producción”: hay más potencial para honorarios de sincronización más altos, oportunidades con marcas comerciales, bandas sonoras, etc.

Si vas a trabajar con una librería musical asegúrate de que no estás obligado a entregar tu catálogo completo, y luego escoge bien lo que vas a enviar. Versiones instrumentales de canciones, especialmente del catálogo antiguo, son un buen ejemplo del tipo de contenido que puede ser más adecuado para licenciar con una librería. Las mejores tres canciones de tu próximo lanzamiento… probablemente no. Valora tu música y crea una estrategia de licencias que sea un reflejo de ese valor.

  1. Limita el número de colaboradores no exclusivos para licencias con los que trabajas

Los contratos no exclusivos parecen buenos porque no te impiden firmar otros contratos, así que ¿por qué no firmar todos los que sean posibles y ver cuáles generan más oportunidades? Aunque esto puede parecer tentador, este enfoque acaba siendo contraproducente. Cuando tienes a muchas compañías que representan las mismas canciones, a los supervisores musicales que están buscando licenciar música se les ofrece la misma música (aunque bajo títulos ligeramente diferentes, para diferenciar de dónde vienen).

Esto puede confundir a un supervisor e incluso molestarle si tiene que escuchar la misma canción múltiples veces, especialmente si la primera vez ya no terminaba de encajar. Esto es también problemático para la compañía de licencias, que basa su compensación en el éxito de sus esfuerzos. Identificar de dónde llegó la propuesta inicial también puede ser confuso. Además, si un supervisor quiere licenciar tu contenido, puede convocar a todas las compañías que dicen representarte y optar por la que ofrezca el precio más bajo, ¡y a ti no te interesa que tu música se rebaje!

El mejor enfoque, si estás firmando este tipo de contrato, es buscar diferentes tipos de compañías de licencias. Te interesa que todas las fuentes potenciales de ingresos por licencias estén cubiertas, sin que las compañías se pisen demasiado unas a otras. Por ejemplo, puedes licenciar tu catálogo con una compañía especializada en música para programas de televisión, otra que administra microlicencias para YouTube y vídeos web y otra para emplazamientos más tradicionales en películas, televisión y anuncios.

  1. Piensa en el futuro

Una consideración crítica antes de entrar en uno de estos contratos es cómo podría afectar el acuerdo a futuras oportunidades que se te puedan presentar: por ejemplo, un acuerdo tradicional de edición o co-edición, con un adelanto (dinero que se te paga por adelantado, en parte como incentivo para que firmes con ellos).

Si ya tienes un contrato con exclusividad, necesitarás finalizar ese contrato antes de firmar otro contrato editorial, incluso si la estructura del acuerdo es diferente. Si tu actual contrato no es exclusivo, tu nuevo contrato seguramente será exclusivo, así que aun así necesitas finalizar el contrato actual.

La finalización de un contrato no siempre es fácil. A menudo hay una posibilidad cada 1-2 años, en que se abre un pequeño plazo en el que puedes avisar de tu intención de liquidar el contrato, opción que se hace efectiva al término de ese período de uno o dos años. Así que si se te pasa ese plazo, tienes que esperar otro año o más. Algunas compañías son comprensivas cuando aparece la necesidad de terminar el contrato y te dejan liquidarlo rápido, pero es mejor pensar en que las condiciones del contrato son las reglas que tendrás que seguir.

Otro problema con los contratos con librerías en lo que respecta a oportunidades que puedan surgir es que pueden desalentar futuros contratos. Particularmente, como hemos comentado al hablar de “retitulación”, gran parte (y a veces toda!) de las regalías de ejecución pública de los usos de tu música aun será recaudada y administrada por la librería. Esto podría reducir la valoración de tu catálogo de cara a un nuevo contrato de publicación, lo que puede significar adelantos más pequeños y pérdida de interés.

En general, trabajar con librerías puede ser una gran oportunidad, si entiendes las condiciones y eres selectivo en cuanto a qué música enviar. Pero si firmas un acuerdo sin terminar de entender bien los derechos a los que estás renunciando, te arriesgas a perder mucho dinero, devaluando tu música y perdiendo futuras oportunidades.

CD Baby ofrece servicios de licencia de música en condiciones muy diferentes a las comentadas más arriba. Por ejemplo, puedes cancelar los servicios de licencia con CD Baby en cualquier momento, y CD Baby nunca retitula los temas o se queda una parte de tus regalías de ejecución pública. CD Baby también administra las licencias de YouTube, lo que queda fuera del alcance de la mayoría de servicios de librería musical.

Wow, hemos hablado de muchas cosas. Sé que esto puede ser complicado y es mucha información para digerir, pero los artistas DIY en realidad están dirigiendo un negocio. Incluso si tienes un buen representante legal, o similar, es importante entender por ti mismo cómo se estructuran los contratos y los riesgos y ventajas legales, empresariales y artísticas de firmar un contrato.

© Jennifer Newman Sharpe. Todos los derechos reservados. Este artículo contiene información solamente con el objeto de informar de una forma general. No pretende ser consejo legal y no debe ser considerado así. Cualquier lector que tenga asuntos legales relacionados con información mencionada en este artículo debería consultar con un abogado experto en el sector del espectáculo. Este artículo no crea relación abogado-cliente con ningún lector del mismo. Este artículo no garantiza que la información contenida es verdadera o ajustada en todos sus aspectos o que sea la información más actualizada o completa sobre el tema que trata.