Grabar voces frase a frase

 

A lo largo de mi carrera de músico, compositor y productor independiente, he tenido el privilegio de trabajar con una serie de vocalistas de gran talento en diferentes tipos de grabación, y he llegado a la conclusión de que captar las tomas vocales adecuadas, y trabajar las pistas acabadas, exige toda una variedad de estrategias en el estudio.

A veces, la táctica es simple: dejar que el cantante cante. Si el vocalista (que a veces soy yo) conoce bien la canción, se siente bien y con buena voz, y tiene la confianza para hacerlo, las cosas son sencillas. Grabamos varias tomas seguidas, comentamos y ajustamos palabras y frases donde es necesario, y grabamos algunas tomas más. Cuando tenemos una toma redonda, normalmente todo el mundo lo nota. Podemos revisarla y retocar alguna palabra o frase, o editar una o dos cosas, y lo damos por acabado.

Es fantástico grabar las tomas vocales así, pero no todos los proyectos, cantantes o canciones se adaptan a este sistema. A veces una estrategia mucho más estructurada, microscópica y modular es necesaria para cumplir el trabajo. Aquí tienes una introducción a una estrategia que he usado recientemente en varios proyectos de grabación.

Todo empezó con una canción difícil

No hace mucho produje una canción que no era fácil de cantar, y los problemas se hicieron evidentes desde la primera toma vocal. La canción era líricamente densa, muchas palabras y ritmos complejos, casi tropezando unos con otros. La cantante poseía claramente el talento y musicalidad para interpretarla de un tirón, pero había tenido poco tiempo para aprender la canción antes de la fecha en el estudio. Era poco probable que pudiera interiorizar sus sutilezas y profundizar en ellas lo suficiente para conseguir, en una sola toma, las voces que necesitábamos en tan poco tiempo.

Vayamos por partes

En vez de hacerle cantar la canción entera de principio a fin (o estrofas enteras y estribillos de un tirón) fuimos en dirección opuesta, y le pedimos que grabase la canción frase a frase. En la práctica esto significó hacer loops de las partes instrumentales de cada frase vocal, dándole dos compases o así de respiración entre las repeticiones de la sección, pulsar grabar y dejarle cantar la misma frase una y otra vez hasta que se sentía natural. A veces la interrumpía con comentarios constructivos; otras veces me limitaba a dejar que la cantante explorase el material y entrase en el groove de cada sección. Esto puede parecer un proceso tedioso, pero resultó ser fascinante, divertido y muy productivo.

Las ventajas de dividir

Fue curioso escuchar cómo iban cambiando las interpretaciones de la cantante, repetición a repetición. En las frases más simples, o en las que se sentía cómoda enseguida, las primeras dos o tres tomas normalmente sonaban muy bien y casi idénticas, y empezaba a sonar aburrida a partir de las tomas tres o cuatro. No hace falta decir que parábamos la grabación en ese punto. En secciones más complejas, a partir de la toma tres o cuatro empezaba a entender realmente, interiorizar y hacerse suya la frase, y llegaba al momento dulce en las tomas cinco o seis. Recuerdo más de una frase en que había una transformación casi milagrosa desde la toma uno (“apenas consigue dar con las notas y palabras correctas”) a la seis (“suena perfecto, como un disco acabado”).

Desventajas

Claramente, hay algo maravillosamente orgánico en un cantante haciendo una interpretación de principio a fin con mínima presencia de ediciones y otros trucos digitales. Estas interpretaciones pueden tener especial coherencia y sensación de impulso, fluidez, humanidad y autenticidad, algo que sencillamente no puedes reemplazar. Si vas por partes y grabas cada frase individualmente, corres el riesgo de sonar más sintético y “producido” que orgánico, y a tu pista vocal le puede faltar esa cohesión emocional o musical que pueden tener las tomas enteras. Yendo por partes también corres el riesgo de cansar a tu cantante prematuramente; si necesitas nueve tomas de cada para tener las seis primeras frases de forma óptima, esto es cantar mucho, y puede que aún te queden muchas estrofas. Es decir, no hay motivos para no grabar de esa manera.

La mezcla

Al decidir cómo estructurar la sesión vocal, se me ocurrió ir dando saltos y grabar la canción sin seguir el orden. Empecé con la parte más fuerte y agresiva de la canción, que pensé que encajaba mejor con la energía del cantante recién llegado de la calle, motivado y con ganas de grabar. Había algunas partes de la canción que imitaban melodías y estados de ánimo similares, y grabamos todo eso a la vez para captar la misma energía. Lo siguiente fue pasar a momentos moderadamente tiernos, para captar cómo la cantante se iba acomodando a la sesión y calentando para la canción. De nuevo, hicimos por orden todas las partes con melodías y atmósfera similares antes de cambiar. Finalmente, la cantante estaba en su momento más relajado y en la onda, e hicimos las partes más tranquilas y emotivas de la canción. 

Uniéndolo todo

Al final de una sesión como esta, puedes terminar con un número de tomas enorme, de auténtica pesadilla, así que fuimos tomando notas de lo que nos gustaba y lo que no durante la grabación. Anotar ideas en papel sobre qué tomas son las favoritas, o poner esas partes en diferente color en tu DAW puede ayudar a documentar lo que resultó mágico en el momento y a ahorrar mucho tiempo más adelante al trabajar en la canción.

¿Grabas las voces frase a frase? Cuéntanos cosas de los pros y contras de tu experiencia en los comentarios.


“Completely”, el álbum de debut del trío de Michael Gallant, recibió una reseña de cuatro estrellas en la revista DownBeat y cinco estrellas en Critical Jazz, donde se dijo: “Este, amigos, es el futuro del jazz. Fresco, vigoroso, progresivo: sencillamente no hay suficientes adjetivos que enumerar”. Descárgalo en iTunes o CD Baby. Sigue a Michael en Twitter en @Michael_Gallant o en Facebook.