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Por qué un artista indie piensa que la mayoria de los pequeños congresos musicales no valen el precio de la entrada.

[Artículo escrito por el cantautor Joe Marson. Originalmente apareció en su blog.]

Nota del autor: Este texto básicamente habla mal de los pequeños congresos musicales que pienso que solo existen para alimentar a ambiciosos, artistas muertos de hambre y soñadores; no obstante, hay perlas y cosas positivas en ellos.

¿Qué es un congreso de música? Podría ser descrito como un evento de uno a varios días, normalmente en un hotel o en un recinto ferial, donde la gente de la industria musical y los artistas se reúnen para escuchar a los ponentes invitados durante el día y actuaciones de los artistas seleccionados durante las noches. A menos que seas elegido para tocar, tienes que pagar por asistir.

Suena a una gran oportunidad de networking en la que podrías encontrarte a algunos tipos que, si les gusta lo que haces, podrían ayudarte a dar un paso adelante en tu carrera musical, ¿verdad? Lamentablemente, he comprobado que estos congresos son poco más que una ocasión para una “industria musical” más bien amateur de ofrecer sus servicios*, aparte de aportar un negocio necesario a una ciudad o un hotel durante la temporada baja.

He asistido a buen número de estos congresos, normalmente como artista seleccionado. El último en que toqué, cuyo nombre permanecerá en el anonimato, ejemplificaba la razón por la que nunca iré a otro más (¡a no ser que me paguen una buena cantidad por hacerlo!).

La Ciudad Anónima invitó a cerca de 40 músicos a asistir a su congreso gratis a cambio de tocar en determinadas “salas” por la ciudad, sin cobrar. El viejo cebo de la “oportunidad de que te conozcan”. Bien, lo primero es que no te van a conocer si no vive nadie en la ciudad, como es el caso en la mayoría de congresos. Sinceramente, da una mirada a los que aparecen en las listas de la sección de oportunidades en Reverbnation o Sonicbids. ¿Has oído hablar alguna vez de las ciudades en que tienen lugar? Quizá, pero en la mayoría de los casos yo no, y viajo bastante.

Los insultos a la inteligencia continúan cuando te ofrecen grandes ofertas en hoteles –normalmente solo hay un buen hotel en la ciudad, generalmente muy caro. En el caso de la Ciudad Anónima, el congreso tenía lugar en una zona de playa… pero en invierno, donde nada estaba abierto a una distancia accesible a pie desde el hotel.** Así que estás obligado a comer en el restaurante súper caro del hotel, a pagar por una habitación cara, mientras no te pagan por tocar.

Todo esto no estaría TAN mal si el evento al que fuiste invitado mereciera la pena. Lo que me lleva a hablar de los conferenciantes. Dios, no tengo ni idea de dónde encuentran a esa gente. Estos son los sospechosos habituales:

 

Expertos en Redes Sociales

De utilidad variable, aunque la mayor parte de las veces encuentro que van un paso por detrás. ¿Quieres saber qué plataforma social tiene mayor alcance? Acude a las fuentes y pregunta a un par de quinceañeros. ¿Quieres saber de estrategia? Googlea eso. (JOE, NO SÉ MUY BIEN QUE SIGNIFICA ESO DE GOOGLEAR). Hay muchos artículos y foros útiles. Aunque generalmente no tan desvergonzados como otros conferenciantes, nunca he salido con algo cercano a la cantidad de revelaciones sobre estrategia que he leído online. Gratis.

Productores/Ingenieros

Los productores generalmente van sobrados, del tipo te-miro-por-encima-del-hombro-porque-una-vez-trabajé-con-Cat-Stevens-aunque-él-probablemente-no-lo-recuerde. Simplemente viven a costa de los emprendedores ansiosos que los músicos generalmente somos.

Los artistas en activo

Estos hombres y mujeres son los más valiosos. Son los que viven la vida y están en la lucha que hay que estar. Son los que están más al día en todas las facetas de la industria debido a la necesidad de sobrevivir y seguir adelante con lo que hacen. Esta necesidad separa lo que funciona y lo que no rápidamente.

Conferenciantes sobre temas legales

Pueden ser valiosos y analizar y contestar a dudas concretas.

El cantautor experto

LO PEOR. Esto me duele porque yo mismo, como cantautor, nunca le diría a nadie lo que está “bien” y lo que está “mal”. Esta gente pertenece a un extraño mundo caduco de composición estereotipada de Nashville y son rápidos aplicando reglas escritas-en-mármol. Cada vez que he chequeado sus credenciales y escuchado sus canciones, me he sentido increíblemente decepcionado. Pero aquí están, intentando venderte sus libros sobre cómo componer hits. Siempre les doy una oportunidad y me encuentro saliendo un cuarto de hora después de que hayan empezado a hablar de lo que no funciona al escribir canciones (mentalmente pienso en diez canciones de éxito, de crítica o comercial, que desafían cada una de sus reglas).

En cuanto a las actuaciones, hay un poco de todo. Aunque he escuchado buenos conciertos de tanto en tanto, la mayoría de la gente toca en salas vacías, o en salas llenas de gente hablando. Es una puñetera vergüenza porque he visto a muchos artistas, que han viajado largas distancias para tocar por “la oportunidad”, completamente decepcionados. Si notas un cierto resentimiento en la escritura de este artículo es porque estoy pensando tanto en ellos como recordando situaciones personales en las que sentí que se habían aprovechado de mi pasión por la música.

En conclusión, aunque generalmente aconsejaría a la gente ahorrarse el tiempo, el dinero y la dignidad, y pasar de estas cosas, me gustaría incluir también los beneficios potenciales.

Como las escuelas de música, lo mejor de los congresos son los otros músicos. Hacer nuevos amigos fascinantes, hablar de qué estrategias funcionan para ellos, intercambiar conciertos, tocar en jams. Cosas geniales, todas ellas, que si no tienes a tu alcance en tu ciudad, valdría la pena pagar por ellas y aceptar el reto. Además, ocasionalmente hay conferenciantes que reconocen que nadie sabe lo que están haciendo y están dispuestos a liderar discusiones en grupo sobre nuevas formas de enfocar los temas.

Si te escogen para tocar en un congreso local, diría que hagas la prueba tú mismo. Pero en aquellos en los que tienes que viajar y gastar un montón de dinero a cambio de muy pocos conocimientos, ni un nuevo fan, y ninguna experiencia musical significativa, te quedará un sabor amargo en la boca.

*Aunque no me gusta desmontar el negocio, la falta de entusiasmo que generalmente se encuentra le lleva a uno a pensar que eso es TODO para lo que están ahí.

**Y muchos de nosotros veníamos de New York y no teníamos coche.

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¿A qué congresos musicales (grandes o pequeños) has asistido? ¿Mereció la pena? Comparte tus ideas y experiencias en la sección de comentarios.

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